Condenada a seis años de cárcel por matar a tiros a su marido en Los Vélez

ALMERÍALa autora del crimen ya ha pagado 70.000 euros de indemnización a cada hijo

La sentencia dictada por la sección tercera considera a la mujer autora de un delito de homicidio en el que concurre la circunstancia atenuante muy cualificada de confesión, la atenuante simple de reparación del daño y la agravante de parentesco, pues ella era la esposa del fallecido.

El fallo judicial traslada el acuerdo alcanzado entre las partes personadas en el proceso durante la última sesión de la vista oral, que acogió el 26 de marzo el trámite de informes definitivos así como la disolución del jurado popular, cuyo veredicto no fue necesario en virtud del acuerdo alcanzado.

Según considera acreditado la sentencia, el homicidio de Antonio L. G. tuvo lugar el pasado 8 de diciembre de 2005, jornada en la que éste llegó sobre las 8:00 horas al cortijo de su mujer, ubicado en el paraje de Los Gatos, en Vélez Rubio. Allí protagonizaron una discusión a propósito de las relaciones extramatrimoniales que el hombre mantenía y de las que la esposa tenía pleno conocimiento.

Tras el enfrentamiento, el hombre salió de la casa y empezó a trabajar en las faenas del campo, momento en el que su mujer cogió una escopeta de caza propiedad del hombre y se fue a buscarlo con el fin de dispararle.

Una vez le encontró, la mujer le preguntó el motivo por el que la trataba así, según recoge literalmente la sentencia para, acto seguido, propinarle un primer disparo entre las piernas.

Tras el impacto, Antonio se abalanzó sobre la posteriormente acusada, que le disparó en otras dos ocasiones a la altura del hombro izquierdo y de la cabeza, causándole heridas que le produjeron la muerte de forma casi inmediata. Al parecer, según indicó la acusada ante el tribunal, su marido la menospreciaba y la reducía hasta tales límites que ella llegó a pensar en que ella tenía la culpa de que de la infidelidad.

Sobre las 17.30 horas del mismo día, Encarnación contactó telefónicamente con el 112 para confesar los hechos y que había matado de tres disparos a su marido. Encarnación esperó en el cortijo a que se personaran los agentes de la Guardia Civil, a cuyos agentes volvió a contar lo ocurrido, además de indicarles el lugar en el que podían encontrar el cuerpo del fallecido. Lo escondió en una zanja de la finca, donde se acumulaban los excrementos de los animales.

Encarnación T. M., que presentaba síntomas de maltrato por parte de su pareja, se encuentra en prisión provisional por esta causa desde el pasado día 12 de diciembre de 2005 y ya ha abonado 70.000 euros a cada uno de sus tres hijos en concepto de indemnización por la muerte de su progenitor.

El juez dictó una condena de seis años por homicidio.

 

 

Yo quiero ser un pájaro

 

Colegio Público Tetuán, clase de 5º A. La señorita doña Marisa, concedió media hora a sus alumnos de entre 10 y 11 años para que escribieran una redacción donde reflejasen qué animal les gustaría ser y qué harían si se convirtieran en ese animal.

Aquella mañana, cuando descolgué el teléfono, me asusté un poco al escuchar al director del Colegio, pero rápidamente me tranquilizó narrándome entre risas el pequeño revuelo que se había formado en el centro con la redacción de mi hijo. Según me contó, la profesora le puntuó con un 10 entre lágrimas. Acto seguido salió en busca del director con la redacción en la mano. Minutos después había varios profesores de otros cursos leyéndola. Según me dijo, tenían pensado algo de mandarla a la prensa, pero no sé en qué quedó al final.

Yo quiero ser un pájaro

Linares 8 de mayo de 1986.
Yo quiero ser un pájaro.

Quiero ser un pájaro. Podré visitar ciudades, romanas, cristianas, moras. También de Europa, Francia, Italia, Portugal, le cantaré una oda al gran señor; el sol; iré también por Asia, Japón, China. En fin, ¡quiero ser un pájaro y ver todo el mundo!

Quiero ser un pájaro, y dormir entre las ramas de un olivo. No quiero estar acechado por los cazadores, con sus escopetas, redes, y esos perros que adiestran desde pequeños a la caza. Comería alpiste, ¡volaría!, y al volar iría a ras de los campanarios. Quiero ser libre. Tendría bellos colores como un colorín, un verderón, un canario o quizás una tórtola.

Pasearé por la Alhambra y su patio de Leones, la Mezquita de Córdoba, me posaré encima de la Giralda junto a su fiel compañera la Torre del Oro. Yo, quiero ser un pájaro libre y no ver, los ríos sucios, ni las fábricas echando humo, ni los niños pasando hambre, quiero ver la paz y no los misiles pasando por mi lado.

Los pájaros mueren también de vejez y yo también moriría, pero como soy de Linares quisiera morir a los pies de mi Virgen ¡La de Linarejos!

 

En definitiva, podría decirse que esas reflexiones de cuando tenía 11 años han determinado lo que mi hijo es hoy día, y supongo que coincidiréis conmigo los que más estrechamente conocéis sus ideas y su forma de pensar. Lástima que el niño  que escribió aquello es hoy un hombre entre rejas, acusado de algo que jamás cometió.

 

Nieves Moreno Gallardo.