Denuncia 8 veces a su marido por falsos malos tratos

Por destrozar la vida de un hombre, hay algunas denunciadoras que nos desprecian al resto de mujeres, destrozan nuestro prestigio y acaban de un plumazo con nuestra legítima lucha por la igualdad real.

El problema no es que ella tenga que demostrar la culpabilidad del marido sino que, en estos casos, es el hombre el que tiene que demostrar su inocencia. A ojos de la justicia si un delito no se puede demostrar es que no existió. Excepto para los casos de violencia de genero. Esto conlleva que la Ley Integral contra la Violencia de Género haya sido y continúe siendo desde sus inicio un coladero de denuncias falsas para obtener venganzas sentimentales, mejoras en el divorcio, custodias maternas y ayudas económicas.

Cuentan con el respaldo de saber que aunque sus mentiras sean descubiertas, las condenas serán irrisorias. Dicho de otra forma, gozan de una impunidad vergonzosa para cualquier estado de derecho.

Ver vídeo en Facebook aquí: https://www.facebook.com/malaraza.bcn.3/videos/1670369046580861

La violencia femenina también existe

EL PERIODICO
La violencia femenina también existe
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JUEVES, 12 DE NOVIEMBRE DEL 2015 – 10.33 H

Estos días se ha alzado un lamento contra la violencia machista (al que me sumo, por supuesto). Sin embargo, quisiera llamar la atención sobre otro tipo de violencia. No se trata de violencia física, pero es una violencia, y muy grave para el que la vive, pero nadie ha logrado todavía que los medios de comunicación reparen en ella.

Hablo del maltrato que innumerables mujeres ejercen, impunemente, contra sus exmaridos. Hablo de hombres que ven como sus mujeres, al amparo de la ley, les roban sus hijos, inventan mil estratagemas para lograr del juez pensiones desorbitadas y se quedan el piso en el que antes convivían. Mientrastanto, el exmarido, en el mejor de los casos, acaba en casa de sus padres, pues obviamente no le llega para vivir solo.

Pero esto no es lo peor. Lo peor es que esas mujeres manipulan a los niños contra sus padres, traman embrollos inimaginables para hacerles la vida imposible, no cumplen el régimen de visitas, les bombardean a mensajes irónicos, cínicos, insultantes… Por no citar las acusaciones falsas de violencia machista (en aras de lograr mayor favor del juez), que, por cierto, perjudican a las mujeres realmente maltratadas.

No, señores, no es ciencia-ficción, es lo que miles de españoles viven a diario. ¿La excusa de ella para todo? «Lo hago por mis hijos». ¿El eterno argumento de ella si él se queja de perder piso y dinero mientras ella goza de todo? «No quieres a tus hijos». Yo, como mujer, doy mi más sincero pésame a todos esos hombres maltratados que sufren en silencio tan insoportable injusticia.

Maria Aguilera Fernández

http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/violencia-femenina-tambien-existe-38679

Carta XI de M.A.G. desde prisión (01/09/2010)

UN AÑO PRIVADO DE LIBERTAD.

INTRODUCCIÓN:

            Un año se cumplió el pasado once de julio de dos mil diez desde que el estado hembrista español consideró apropiado secuestrarme durante un tiempo para saciar la sed de venganza de una de sus despechadas súbditas que se había quedado sin novio la pobre. Al menos es una privación de libertad en un módulo con sobresalientes condiciones de higiene y salubridad (todo hay que decirlo) donde los compañeros y la intensísima mayoría del funcionariado me aprecian y, lo más importante, me respetan, lo cual les agradezco sinceramente.

             Para perpetrar este mi secuestro y muchos otros, la industria del maltrato necesitó vulnerar de una tacada el Derecho de Defensa de la Declaración de Derechos Humanos, y tres artículos de la Constitución Española por la que tantas banderitas rojigualdas se ondean cuando es su día pero que tantos tribunales se pasan por el forro cuando consideran conveniente: El Principio de igualdad del artículo 14, el Derecho a la Presunción de Inocencia del artículo 24.2 y el Derecho a la Dignidad de la Persona establecido en el artículo 10.1. Pero claro ¿a quién le importa que, desde hace cinco años, en la piel de toro pueda tocarle la china a cualquiera? ¿Quién considera minimamente relevante que a cualquiera que mee de pie se le puedan vulnerar todos estos derechos tras la denuncia de una tía con la que estuvo hace más de seis meses? Está claro que a poca gente le importa esto. Aquí lo realmente importante es que España ha ganado el Mundial, que el jefe nos ingrese los 800 euros de la nómina lo antes posible y que la tele nos ponga un rato a la Pantoja antes de irnos a dormir.

             Después de que en este mismo instante estamos 15.000 maltratadores entre rejas gracias a 800.000 denuncias por malos tratos desde que entró en vigor la Ley de Venganza de Género, año 2005, es tan lamentable como ridículo que no se hayan reducido las cifras anuales de mujeres asesinadas. ¿Cómo es posible que habiéndose reducido en 15.000 el número de maltratadores “sueltos”, “en la calle”, cada vez mueran más mujeres? ¿No se supone que, a menos maltratadores, menos maltratadas? La única explicación es que los varones (maltratadores por naturaleza como bien sabemos) que quedan en libertad toman el solidario relevo de los que son apresados. Y si no, que alguien me lo explique ¿Para que ha servido entonces dicha Ley, aparte de para llenar los bolsillos a unos cuantos espabilados y a multitud de espabiladas? Uno de los resultados prácticos de esta Ley lo reconocía sabiamente, en 2009, doña Mercedes Gallizo, Secretaria General de Instituciones Penitenciarias, al afirmar públicamente que la aprobación de la Ley de Violencia de Género había contribuido decisivamente a la masificación de las cárceles (Morcillo, Cruz 2009).

LO ÚNICO BUENO DE ESTAR AQUÍ:

            Como de todo lo malo hay que extraer algo bueno, al menos hasta el momento, conocer a Francisco Javier Pérez Muñoz ha sido lo mejor que me llevo de mi secuestro. Aunque nuestro trato fue cordial desde el principio, nuestro contacto no se hizo diario hasta diciembre. Otros internos le habían hablado bien de mí y a mí me habían hablado bien de él. Aunque, respecto a nuestras denunciadoras, él llego a estar casado y a tener dos hijos, y yo no llegué a tanto, pronto descubrimos que teníamos muchas cosas en común, entre ellas la forma ruin, canalla e inhumana con que han intentado desmantelar nuestras vidas. Pero para que no se salgan con la suya, ambos nos animamos mutuamente, estamos siempre ahí en los peores momentos del otro, compartimos lo mucho y poco que tenemos, desayunamos, comemos y cenamos codo con codo. Nuestras familias se conocen, él escribe en la página web de mi madre, y cada uno enfocamos nuestra estancia forzosa aquí de una manera. Él entrenando en el gimnasio, y yo escribiendo mi libro. Él ha conseguido dejar el tabaco y perder 10 kilos. Yo ya llevo 260 páginas manuscritas que poco a poco iré sacando a la calle para que las pasen a ordenador. He querido aprovechar esta mi undécima carta desde prisión para reproducir su propio testimonio acerca de su drama particular.

            Si uno sabe buscar y seleccionar, y también tiene suerte, aquí dentro hay gente honesta e inocente que merece la pena. Yo tengo la suerte de haber ganado unos pocos amigos y un hermano.

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EL CASO PÉREZ MUÑOS DE JAÉN

 

 

        Me llamo FRANCISCO JAVIER PÉREZ MUÑOZ, Javi para los amigos, y mi DNI es el 77.324.171-B. Me dispongo a relatar mi caso en esta página de Amigos de MAG pues, aunque muchos habréis leído mis artículos en el blog de Nieves Moreno, no me había decidido hasta ahora a contar las incidencias de mi odisea particular.

         Contraje matrimonio el 18 de abril de 1998 en una ceremonia a la que mi tío tuvo que acudir como de la novia porque ésta no conoció a su progenitor personalmente hasta meses después y mi tía tuvo que acudir como madre de la novia debido a que la verdadera no quiso asistir al enlace a causa de la pésima relación que mi esposa siempre mantuvo con su madre.

         Ser uno de los más solicitados escayolistas de Andalucía oriental, con encargos por todos los pueblos de alrededor de Jaén, Granada y Almería, me permitió alquilar un piso en una urbanización de Las Fuentezuelas para residir junto a mi reciente esposa y mi recién nacido Javilillo. Qué curioso que fue entonces, con todo tipo de lujos, cuando la progenitora de mi esposa recuperó la relación con su hija, volviéndose frecuente que, en verano de 1998, mi suegra acudiese todas las noches a visitarla al fresquito de la piscina. Esta elementa no quiso ir ni a la boda de su propia hija, pero ahora sí que le gustaba ir todas las noches a chupar piscina, tumbona y cerveza fresquita de la nevera hasta bien entrada la madrugada. Pero el morro de esta señora no era lo que más me indignaba. Lo que realmente me sacaba de mis casillas era que junto a los invitados de mi esposa, que solían ser su madre, una hermana y el marido de la hermana, permanecía despierto mi pequeñisimo Javilillo.

         Una noche, a las dos de la madrugada, regresé a casa después de haber estado haciendo un trabajo en Almería, encontrándome la desagradable y repetida escena de hallar allí a los tres de picnic alrededor de una mesa, con el bebé al lado. No estaba dispuesto a aguantar más aquello, y ordené a la familia de mi esposa que se marcharan, pero se rieron de mí. Entonces avisé a mi padre (q.e.p.d.) de la aberración que estaban cometiendo con mi pequeño, y ambos acudimos a comisaría para denunciar a mi esposa por mala madre. Sin embargo, el policía que nos atendió, me dijo que me dejara de denuncias porque lo que tenía que hacer era regresar a la piscina, dar un puñetazo en la mesa y mandarlos a todos a tomar por culo a su casa. Regresé al guateque, me acerqué a los familiares de mi esposa y, sin dar el puñetazo en la mesa que el policía me recomendó, los expulsé a todos con un vocerío contundente. Esta medida no sentó nada bien a mi esposa, que no tuvo otra reacción que telefonear a comisaría con intención de denunciarme por agresión, pero topó con el mismo policía, que sabía de qué iba el rollo y la mandó a dormir aconsejándose antes que no tuviera más de parranda al bebé hasta esas horas. Ella no se quedó conforme y esperó al día siguiente para que cambiase el turno de policía y entonces si que consiguió que le admitieran denunciarme por agresión aunque, cuando recibí la denuncia y le pregunté que cómo había tenido valor, ella la retiró, consciente de la tropelía que había estado a punto de cometer contra quien vivía consagrado a ella.

         Dos años después nació mi pequeño Cristian, y más tarde abandonamos el apartamento alquilado para mudarnos, por fin, a una vivienda en propiedad para los cuatro. Sin embargo, a pesar de esto la relación no paraba de deteriorarse pues me sentía continuamente decepcionado por la nula iniciativa de mi esposa que, al margen de llevar una buena vida en cuanto a vivienda, lujos y alimentación, poco hacía por la educación de los hijos y por la buena convivencia en el seno del hogar. Me sentía agotado porque sobre mi recaía el 100% de las responsabilidades económicas, educativas y familiares y, cuando se lo dejaba caer, encima venían las discusiones. Así, en mayo de 2003 nos divorciamos legalmente, aunque a mí me daba lástima de ella y de que los niños nos vieran a cada uno viviendo por su lado, así que convivimos hasta noviembre de 2004, años en el que, ya harto de malos rollos le dije a ella (ya era mi ex esposa) “hasta aquí hemos llegao, te paso lo que haga falta pa los niños, pero a ti ya no te mantengo más”. Un gran error por mi parte que, pocos meses después, desató una inmisericorde denuncia por malos tratos por parte de la que, por tal de se volviera a abrir el grifo cerrado en noviembre, no le importaba privar a sus hijos de su padre. El 16 de marzo me de 2005 me detuvieron por primera vez, saliendo al día siguiente.

         El tremendo lío en el que mi ex mujer me acababa de meter y el reciente fallecimiento de mi padre, me hicieron acudir destrozado por una fuerte depresión para la que necesitaba abundante medicación al juicio, que tuvo lugar el 27 de marzo de 2006. Se me imputaban todo tipo de vejaciones y humillaciones con la circunstancia de que la acusación no presentaba ni un mísero parte de lesiones, ni un parte por crisis de ansiedad, ni un solo testigo de agresión o insulto alguno. Ni una prueba. Nada de nada. Únicamente la palabra de la denuncianta que, bien asesorada como no podía ser de otra forma, no dejó ni un solo artículo del código penal referente al maltrato sin endosarme.

        Mi deteriorado estado de salud me impidió buscar y preparar una buena defensa. En mi aturdimiento por toda la vorágine judicial que me estaba devorando, pensé que la mejor forma de acabar con tanto papeleo, tanta comparecencia en los juzgados, con tanta ruina, con tantos quebraderos de cabeza… era seguir el consejo de un abogado de oficio: “Tú no puedes entrar en la cárcel porque no tú has hecho ná y la otra parte no tiene pruebas, así que, si quieres acabar pronto con estos follones, firma tranquilamente la conformidad en todo”. Así que el apartado de hechos probados no podía ser más esperpéntico si tenemos en cuenta que se consideran como hechos probados todos los retorcidos cuentos chinos que se quisieron inventar entre su defensa y ella, sin ningún otro tipo de prueba.

      Un dato revelador, para que se vea el rigor con el los juzgadores estudian cada caso y lo bien que investiga esta gente, es que en el apartado de Hechos Probados pone “[…] con dos hijos nacidos de dicha unión, en la actualidad de 6 y 5 años”, cuando en realidad Javilillo y Cristian tenían en esos momentos 8 y 6 años respectivamente, pues el primero nació en 1998 y el segundo en 2000. Como todo lo averigüen igual de bien… así nos va. El caso es que en dicho apartado de Hechos Probados se continúa dando como “hecho probado” que “durante el tiempo de la convivencia la ha hecho objeto de malos tratos físicos habiéndola agredido en varias ocasiones y de malos tratos psíquicos mediante insultos y amenazas de muerte”. Habrá alguien que diga que se considera un hecho probado porque yo cometí el error de firmar la conformidad. Pues no. Porque hay caso como el Caso MAG donde el imputado no firma conformidad y al final también se considera “hecho probado” lo que a ella le sale de sus santas narices. Siguiendo con lo que se considera “hecho probado” en mi sentencia, se especifica que “en fecha no precisada comprendida entre julio de 1998 y febrero de 1999, le agredió por primera vez y aunque ella llegó a denunciar estos hechos procedió a retirar la denuncia interpuesta”. Como es una mentira absoluta el que yo la agrediese, no tengo más remedio que interpretar, por el amplísimo margen de fechas y por lo de la denuncia retirada, que con este episodio se refieren a lo que ocurrió en la piscina. ¿Y tiene el descaro de meterlo de nuevo en la denuncia siete años después? Otros “hechos probados” es una agresión física que se intenta correspondiente a “fecha no precisada de los primeros meses de 2004, en el domicilio familiar la golpeó con los puños en la cabeza tirándola al suelo” y otra en “fecha no precisada del mes de octubre o noviembre de 2004, en presencia de sus hijos menores le propinó una bofetada” ¿Por qué no me denunció entonces si ya estábamos hasta divorciados legalmente? Pues nada, no se acordó de estas agresiones hasta que le cerré el grifo. ¿Y partes de lesiones? ¿Pa qué? También se especifica como “hecho aprobado” que “el 22 de diciembre de 2004, en presencia de los hijos menores, embriagado, golpeó a su esposa que avisó a la Policía, después cuando llegaron los agentes no quiso denunciar por estos hechos”, cuando en realidad la Policía jamás estuvo en mi casa ni nada de nada o, si estuvo, yo ni me enteré, ya que es un episodio completamente falso. Menuda sarta de mentiras que a buen seguro provocará el vómito de más de una verdadera maltratada que lea todo esto después de haber pasado realmente por este calvario.

      Aunque el fallo me condenaba a catorce meses de prisión, me sentí un poco aliviado porque me quedaría en libertad condicional al no tener antecedentes penales y ser la pena inferior a dos años. Para evitar nuevos encuentros con ella, me trasladé a vivir a un pueblo llamado Monachil.

       Por Navidad, con el consentimiento mutuo de ella y mío, decidimos pasar la Navidad en casa con los niños, los cuatro juntos. Sin que nadie ajeno a nuestra familia se enterase, pactamos un día en el que yo regresaría a la vivienda conyugal que habíamos comprado tras el nacimiento de Cristian. Sin embargo, unos días antes me encontré sin encargos de escayola, y entonces, ansioso por ver a mis hijos y pensando en darles una grandísima sorpresa, me presenté en Jaén un día antes de lo que ella y yo habíamos acordado. Era de madrugada cuanto estaba entrando en la ciudad y la llamé. Sin decirle que acababa de llegar a Jaén, lo primero que hice cuando me respondió, fue preguntarle dónde estaban los niños y me dijo que estaban durmiendo. Cuando le comenté que estaba en Jaén y que me quedaban pocos minutos para llegar a casa, sorprendentemente me gritó muy nerviosa que ni se me ocurriera aparecer en ese momento a casa. Aturdido, le dije que no pensaba darme la vuelta y le pregunté el motivo de haber cambiado de idea tan de repente, pero ella, sin darme más explicaciones me dijo que iba a llamar inmediatamente a la policía y colgó. En el estado de abatimiento en que quedé, y después de la ilusión con la que habíamos planeado unas navidades en familia, no la creí capaz de llamar a la policía. Pero cuando llegué, justo delante de la puerta del domicilio había un coche patrulla que, nada más reconocer mi vehículo, arrancaron y se me cruzaron en mitad de la calle sin permitirme ni aparcar. De hecho mi coche se quedó en mitad de la calle y se lo tuvo que llevar la grúa. Así que donde pasé la Navidad fue en el calabozo, y todo por mi desacertada idea de presentarme de madrugada y antes de la fecha pactada.

       Pocos días después, concretamente el 2 de enero de 2007, el Juzgado de Instrucción nº 1 de Jaén dictó por este motivo un auto imponiéndome, como medida cautelar, prohibición de comunicación con ella por cualquier medio y de residir, habitar, estar, acudir o permanecer en la localidad de Jaén. Además se me informó de que quedaba pendiente un posterior juicio por la vía penal donde me impondrían más condena por quebrantamiento.

      Tan sólo unos días después, me hizo varias llamadas perdidas a las que no quise ni responder por miedo a meterme en más problemas. Ella no paraba de llamarme a altas horas de la madrugada, así que me presenté en comisaría con sus llamadas perdidas en el teléfono y la denuncié por incitación al quebrantamiento. Denuncia de la que a día de hoy, más de tres años después, no he vuelto a saber nada y creo que nunca sabré. A pesar de haberla denunciado, ella insistía, en insistía. Ya me llamaba a cualquier hora del día. Esta insistencia me mosqueó y empecé a comerme la cabeza pensando que quizá podía ser algo referente a la salud de mis hijos. Intrigado, le mandé un escueto SMS que decía “Qué quieres?”. Como, en vez de responderme, continuaba llamándome, le mandé otro SMS que decía “Dime si es por algo de los niños”, pero igualmente sin respuesta.

      El 8 de febrero de 2007 fui detenido por tercera vez por los miembros del Cuerpo Superior de Policía. En aquel momento yo no sabía ni lo que estaba pasando porque ni me había acercado a Jaén. Pero me informaron de que era por unos SMS, sobre los que tendría que esperar un juicio por quebrantamiento de medida cautelar. Enseñarles decenas de llamadas de ella en mi móvil, no me sirvió de nada. “Eso se lo enseña usted al juez”. Al día siguiente me soltaron con dos juicios pendientes, el primero por volver a casa por Navidad y el segundo por dos los SMS.

      Sin embargo, el juicio por los SMS se celebró primero, no sé por qué. Fue concretamente un año después y, aunque el ministerio fiscal solicitaba 8 meses, nuevamente hice caso a otro abogado de oficio y, con mi conformidad, sólo fui condenado a 6 meses de prisión. Aún podía respirar, porque con los 14 meses iniciales más estos 6, aún estaba en los 20 meses y por tanto aún me quedaba en libertad condicional.

      Después, tuvo lugar el juicio por haberme acercado al domicilio conyugal, en el que, como no podía ser de otra forma, se consideró “hecho probado” y con mi conformidad, la declaración de ella, de la que rescato a modo de anécdota que declaró que aquella noche en que yo me presenté improvisadamente se encontraba en casa “con un pariente”. Ahora se llaman parientes. También dijo que yo subí hasta el interior de la vivienda con un cuchillo. El juez ni se molestó en investigar, pues la misma policía le hubiera informado de que prácticamente no me dejaron ni bajar del coche y que, de cuchillo, nasti de plasti. El caso es que por esa condena me cayeron otros 12 meses, con lo cual rebasaba el límite de los dos años en libertad condicional y aquí me veo en Jaén desde el 4 de febrero de 2009.

      Llevo aquí un año y medio de los treinta y dos meses que debo pagar. 14 + 6 + 12. He salido a cinco permisos. En el penúltimo de ellos, celebrándose la comunión de mi Cristian (a la que no asistí) volvió a intentar jugármela, pero ya no me la juega más. Lo relaté con todo lujo de detalles en un artículo en el blog de la madre de MAG. A pesar de todo, he tenido la inmensa suerte de que mis hijos no han sucumbido al síndrome de alineación parental y están deseando que yo salga de permiso para pasar seis días de juegos y risas junto a mí.

 Francisco Javier Pérez Muñoz.

 

————— [Continuación de la carta XI de MAG desde prisión] —————-

 

            Esa ha sido la tragedia de Javi, narrada en primera persona. Regresando a “lo único bueno de estar aquí”, otras dos personas de las que me llevaré un grato recuerdo cuando salga de aquí son Noelia y Encarni, las dos monitoras del Curso de Prevención de Violencia de Género que la cárcel os prescribe como tratamiento para curarnos de nuestra violencia masculina congénita. Antes de apuntarse al curso, uno piensa que las monitoras del mismo van a ser dos hembristas con el carné del PSOE en el bolsillo dispuestas a imponernos sus teorías de género y su pensamiento radical único, a base de látigo verbal, a base de dedo acusador, a base de estadísticas manipuladas, a base de negar las denuncias falsas y a base de continuamente disfrazar de igualdad la galopante inferioridad legal masculina. Es decir, una especie de ministrillas de igual-da pero de andar por casa. O de andar por cárcel.

        Pero nada más lejos de la realidad, Noelia y Encarni son dos chicas con futuro. Jóvenes comprensivas y dialogantes cuya vocación les hace venir todos los jueves, incluidos los de verano a pasar toda la mañana con un grupo de hombres que a ojos de la sociedad, podríamos ser lo peor de lo peor. Sin embargo, no tienen problema en admitir que antes tenían una percepción totalmente diferente del maltrato y que es ahora, en un sitio como este, cuando, sorprendidas, se están dando cuenta de cual es la realidad del maltrato. Jamás nos han obligado, a ninguno, a culpabilizarnos o arrepentirnos por el delito que se supone que hemos cometido. Encarni y Noelia simplemente escuchan atentamente, preguntan, analizan y extraen sus conclusiones. Sin perder del horizonte los bromistas que, además de impartirnos rigurosamente el temario predefinido desde arriba, nos entienden, se muestran solidarias con nuestros problemas y nos intentan ayudar en la búsqueda de soluciones. En los momentos de relax, también nos cuentan sus viajes, sus anécdotas y sus problemas, y también se ríen muchísimo con nuestras bromas y con nuestras ocurrencias. Incluso se preocupan cuando notan que alguno está más serio o decaído de lo normal. Estamos tan a gusto con ellas que pronto van a iniciar otro curso paralelo de VdG, y algunos hemos querido apuntarnos voluntariamente para asistir a los dos simultáneamente, aunque no nos han dejado.

     Hace un par de meses, escuchamos en clase las dos siguientes canciones, con la idea de debatir sobre ellas posteriormente:

 

– Ana Belén – Un extraño en mi bañera.

 

Con la boca amarga y seca

Que el peligro está tan cerca

Y mis ojos siempre alerta

Nunca sabes lo que piensa.

Sus miradas se lo cuentas

Le descubren le delatan

Y mis manos temblorosas

Van buscando cualquier cosa

Hay un extraño aquí en mi casa

No es el mismo que yo amé

Es otro loco que anda suelto

Y va me veo mañana en primera plana.

Hay un extraño en mi bañera

Con alcohol entre sus venas

Y no me atrevo ni a toser

Que el último morado aún sigue marcado.

La verdad no te conozco

Nunca sé por dónde vienes

Al principio era distinto

No había más que vino tinto.

Y con el pasar del tiempo

Hoy pasa, pasa de todo

Y es mejor no estar tan cerca

Por si acaso le entra el mono.

Hay un extraño aquí en mi casa

No es el mismo que yo amé

En otro loco que anda suelto

Y ya me veo mañana en primera plana.

Hay un extraño en mi bañera

Trae de todo entre sus venas y no me atrevo ni a toser

Que el último morado aún sigue marcado.

Hay mujeres que lo viven y lo esconden.

Si no fuera por el miedo

Que me metes en el cuerpo

Me lo callo me lo trago

Que aún te quiero bueno y sano.

– Víctor Manuel – Por mi culpa.

Por mi culpa

Por mi grandísima culpa

Tiré mi chaqueta al barro para que nada te embarre

Y puse ventiladores porque te faltaba el aire

Por mi culpa

Por mi grandísima culpa

Le di metro a la cuerda para ensancharte el paisaje

Y que no vayas diciendo que tu vida es una cárcel.

Yo no soy tu carcelero nunca he tenido las llaves

Porque en vez de ser tu dueño fui el perrito que te lame

Cuando uno quiere estar solo coge la puerta y se abre

O se va por donde el humo y no anda jodiendo a nadie

Por mi culpa

Por mi grandísima culpa

Se me aparta hasta mi sombra cuando pongo el pie en la calle

Y sé que tras las cortinas se hacen cruces las vecinas

Por mi culpa

Por mi grandísima culpa

Me pincho y no sale sangre de tanta como chupaste

Parece que te estoy viendo llevándome por carne

Y luego harás con mis huesos botones para abotonarme

Ya me lo dijo tu madre cuando me habló de tu padre

No eches caviar a los cerdos no saben apreciarle

Por mi culpa

Por mi grandísima culpa

Le dije al señor de negro que no hay más cera que la que arde

Me dio siete puñaladas pero yo soy el culpable

Yo fui a por ella primero pero yo soy en culpable

Yo fui a por ella primero porque siempre he sido un necio

Y el cuchillo quedó en medio del tortazo que me dieron

No le alargo más el cuento la quiero porque la quiero

Y a la puerta de la cárcel me voy desde este momento

Por mi culpa

Por mi grandísima culpa.

 

            Después de la audición, coincidimos unánimemente en que cada canción refleja una de las dos caras de la violencia de género. ¿Hay desalmados que humillan, agraden y matan a sus parejas o ex parejas? Es evidente. ¿Hay chupópteros que explotan y abusan del compañero todo lo que pueden y más, y luego lo mandan a la cárcel con mentiras? También es evidente.

   La canción de Víctor Manuel bien podría ser el himno de los que nos hemos quitado la chaqueta para que nada embarre a nuestra pareja, de los que le pusimos ventiladores para que no le faltara aire, y de los que al final, por nuestra grandísima culpa, por tontos, por aguantar a quien no merecía la pena, por soportar a quien nos estaba usando como un perrito lamedor, nos vemos sin sangre cuando nos pinchan, apuñalados siete veces y en la puerta de la cárcel.

      Por el espíritu puramente vocacional de las dos monitoras, por este afecto que nos profesan en el curso de violencia de género, por su altruismo, por su imparcialidad y por su sentido de la justicia, no quería dejar pasar la oportunidad de agradecerles públicamente el haber conseguido que algunos consideremos la mañana del jueves como una válvula de escape semanal.

      Tampoco quiero que se me escape la ocasión de agradecer sus ánimos a los funcionarios que, a pesar de no estar destinados en mi módulo, aprovechan cualquier coincidencia conmigo en otros departamentos de prisión para declararme ser seguidores del blog de mi madre y de esta página, dándome aliento con frases como “tu última casta es espectacular”, “dales duro, que es una vergüenza lo que está pasando”, o un simple y escueto “no decaigas”.

LIBROS:

            Algunos y algunas de vosotros y vosotras, desde vuestra libertad, habéis tenido el generoso gesto de intentar mandarme libros a la prisión, pero os han sido devueltos “por razones de seguridad”, como recientemente ocurrió con la compañera Aitana de Valencia. Ante todo, gracias por el impulso bondadoso. Lo que quería indicaros es que la única forma de hacerme llegar un libro es a través de mis padres. Para esto, como ya hizo la compañera Flor, sólo hay que mandárselo a ellos a su domicilio y después ellos me lo traerán en una de sus habituales visitas. Para ponerse en contacto con ellos basta con escribirles al correo electrónico disponible en el blog de mi madrehttp://nievesmoreno.blogia.com y os facilitarán la dirección postal.

       De esta forma precisamente me han hecho llegar el último libro, ¡¡Calla y Paga!!, de la editorial Circulo Rojo. Se trata de una novela de máxima actualidad, obra de Elena Porras Sánchez, que os recomiendo porque, a través de las experiencias de Olga, personaje principal, la autora nos expone sus cualificados puntos de vista y sus interesantes reflexiones acerca de temas como las ridículas etiquetas sociales, las relaciones sentimentales, la justicia, las leyes, las sentencias injustas y la igualdad.

CUATRO CONCEPTOS CLAVE PARA BIBIANA AIDO Y MARÍA TERESA FERNÁNDEZ DE LA VEGA:

            Desde que ustedes dos accedieron al poder nos han bombardeado su ideología extrema a través de los medios de comunicación y del sistema educativo, empezando por la escuela y terminando por la universidad, con teorías, modelos y comisarios de género, consiguiendo imponernos doctrinas miserables que criminalizan a la mitad de la población. Por eso les voy a explicar cuatro conceptos que parecen desconocer.

          Ustedes han pretendido hacer creer a todo el populacho que lo saben todo acerca de las parejas, que lo conocen todo sobre la psicología masculina y femenina, y que pueden organizar las vidas de todos y todas. Pero afortunadamente somos muchos los que conocemos las verdaderas intenciones y los que apostamos por asimilar este bombardeo mediático con espíritu crítico. Y somos cientos los convencidos de la aberración que ustedes dos cometen al considerar en todos sus discursos al género masculino como el género mentiroso y como el género maltratador en potencia. Incluso están cometiendo la tropelía de crear una forma de discriminación entre las propias mujeres. En mi caso, el 29/09/2008, la palabra de la madre de una mujer denunciadora tuvo más valor que la palabra de la madre de un hombre denunciado, pues ni siquiera se le dejó hablar. Y también tuvo más valor la palabra de una amiga de la despechada denunciadora que la palabra de la nueva novia del hombre denunciado.

    Está claro que no es igualdad lo que ustedes dos buscan. Así, somos cientos de miles los convencidos de que los hombres y mujeres somos hermanos que participamos en un proyecto global común.

       Ustedes dos nos pueden quitar la libertad obligándonos a reconquistarla entre rejas día a día, pero la sociedad no es tonta, y sabe perfectamente que, de cada diez que estamos en la cárcel por LVG, al menos siete estamos aquí POR LA CARA, que es como en el argot de aquí dentro expresamos la injusta condena por un juicio en el que se empleó contra nosotros el testimonio de la delincuente y de su dos cómplices. Perdón, quería decir de la denunciante y de su dos psicólogas. Así que quédense bien con este primer concepto propio del argot taleguero: POR LA CARA. Que por cierto, de eso ustedes tienen bastante a la hora de quitarnos la libertad. Claro que, aunque nos quiten la libertad, nunca nos podrán quitar el honor. El honor: Nadie nos lo puede quitar porque es el mejor regalo que las personas de bien nos hacemos a nosotras mismas. Cada vez que ustedes dos nos lo intentan arrebatar vergonzosamente en casos como el mío, son ustedes dos quienes lo pierden. Porque se supone que, llegado el siglo XXI, el objetivo de la prisión es reinsertar y socializar al individuo. Pero, ¿me pueden explicar de dónde me voy a reinsertar yo que, como ustedes dos saben, no he delinquido? Y me consta que ustedes dos conocen mi caso al detalle ¿Me pueden exponer ustedes dos de qué forma me voy a socializar yo, que sólo cometí el delito de cambiar de pareja cuando me sentí defraudado por la anterior? ¿No es esta una forma de someter al varón a la esclavitud obligándolo a permanecer junto a una mujer a la que no ama? ¿No es eso lo que hacía el machismo? ¿Porqué se enfadan entonces cuando hablamos del HEMBRISMO? Segundo concepto clave: HEMBRISMO.

       En el módulo donde ustedes dos y José Antonio Lucini Nicás me han confinado hay al menos otros quince reclusos de Linares por delitos relacionados con los robos y las drogas. Todos ellos se conocen de la calle. ¿Me pueden explicar a qué se debe el que yo no conociese previamente, ni siquiera de vista (y miren que conozco gente en Linares) a ninguno de ellos? Está claro que yo no me desenvolvía en los mismos ambientes que ellos.

        Pero es que cuando me trajeron a prisión, ahora hace un año, lo único que yo conocía de la cocaína es que se trata de un polvo blanco que se dividía en rayas para esnifarlas por la nariz. Sin embargo, después de un año escuchando las eruditas conversaciones del patio del módulo, sé perfectamente dónde podría comprar cocaína bastante más barata de los 60 €/gramo que es PVP estándar. Pero es que además he aprendido en este sitio tan sano que en cualquier droguería puede adquirirse amoniaco a 1 €/litro para sacar la base de la cocaína, proceso consistente en eliminar las impurezas propias de la adulteración para poder fumársela que es como más inverso a sacar la base) para comprar un fardo de 5.000 € y venderlo por 100.000 €. Como me dice Javi: “Hermano, no vamos a hacerlo porque tú y yo somos gente de bien, pero si cuando estemos en libertad quisiéramos aprovechar los contactos que hemos hecho aquí dentro, podríamos mover barcos de cocaína”. Pero es que además, cuando yo creía que la heroína aún se pinchaba en vena, resulta que la metodología contemporánea es diferente, y ahora se fuma en plata, y se fuma en palta en los mismos patios de prisiones, afortunadamente no en el de mi módulo.

       Así que llega el momento de que ustedes dos memoricen el tercer concepto clave de esta carta: CONTAMINACIÓN CRIMINOLÓGICA.

Bibiana y Teresa, ¿piensan ustedes que una buena forma de resocializar y reinsertar es meter inocentes en estas universidades donde aprender cuáles son las Zodiacs más rápidas para que no te pille la Guardia Civil? ¿No creen que lo que están haciendo ustedes dos es corromper (contaminar) a gente limpia?

Por todo esto, puedo decir a boca llena, o en mayúscula y en negrita cuando es por escrito, el cuarto concepto calve:

MINISTERIO DE IGUALDAD = ESCUELA DE DELINCUENTES.

 Miguel Ángel García Moreno.

 

 

Reflexiones del Juez Serrano represaliado por la ideología de género

Unos padres por asesinar a su hija con premeditación, alevosía, planificando su muerte, suministrándole tranquilizantes… Condenados a 18 años de prisión . Un hombre, padre de familia, acusado de haber violado dos veces a su mujer sin más prueba que su testimonio, sin reconocimiento médico… Condenado a 20 años de prisión. Esta es la Justicia igualitaria que tenemos en España

(caso de la niña Asunta de Galicia)

Carta X de M.A.G. desde prisión

LOS ESCLAVOS MEDIOS DE DESINFORMACIÓN.

http://justiciaparamag.jimdo.com

DESDE LA PRISIÓN DE JAÉN. Después de casi un año secuestrado no tengo más remedio que referirme a dos noticias de amplia repercusión en los medios de comunicación estatales.

 Sería por abril o mayo de 2009 cuando la conocida Gemma Nierga entrevistó en su programa de radio “La Ventana” (Cadena SER) a un chico español recién liberado después de 56 angustiosos días secuestrado en una cárcel estadounidense porque la policía de aquel país lo había detenido con la VISA de estudiante caducada.

 Me consta que por aquellas fechas había miembros, miembras en este caso (gracias de nuevo Inma y Rakel) de mi grupo de apoyo en Facebook que llevaban semanas escribiendo emails sobre mi caso al correo electrónico de La Ventana y al genérico de la Cadena SER. Sin embargo, parece que para esta locutora no es interesante divulgar, o al menos no es noticiable, que al sur de los Pirineos baste la palabra de una señorita, refrendada por un par de psicólogas que viven de la industria de maltrato, para encarcelar a un hombre durante 1500 días, que supone 25 veces más tiempo del que estuvo secuestrado en Estados Unidos aquel muchacho al que entrevistó durante más de 30 minutos.

 Más actual, a mediados de junio de 2010 ha salido a la luz pública el caso de un guardia civil que ha sido condenado a 6 años de cárcel por haberle endosado dos maliciosas multas a su ex cuñada sin que esta hubiera cometido infracción alguna. Tanto el agente condenado como su esposa, sin negar la comisión del delito, han protestado a través de los informativos de Telecinco (ella llorando) por la desproporción del castigo, esgrimiendo que es la primera vez que resulta condenado, que deja a la esposa en situación de desamparo y el historial intachable del inculpado.

 ¿Qué caso es más escandaloso? Es su primera condena, igual que en mi caso. Queda su esposa, relativamente joven, en situación de desamparo, idéntica situación en la que quedan mis padres, ambos jubilados. Y su historial es inmaculado, como el mío. Nuestros casos se diferencias en que hay pruebas contra él (las perversas multas de su puño y letra) además de que él mismo ha reconocido los hechos, mientras que contra mí no hay ni una (sólo un testimonio femenino falaz) además de que jamás he reconocido los hechos. Sin embargo para Telecinco y otros medios expertos en esta ingeniería social que envuelve al negocio de género (que siguen recibiendo emails de mi grupo de amigas y amigos) continua siendo más noticiable que quien suplique clemencia sea un culpable reconocido y condenado a 6 años que un inocente condenado a 4.

 Mucha gente que me escribe cartas y otra de aquí dentro que charla conmigo me pregunta habitualmente si creo que la que me ha hecho esto tendrá la conciencia tranquila. A sabiendas de que no la tiene (si no, no habría salido por pies de Linares estando yo en la cárcel) yo voy aún más allá en mis reflexiones. Lo que yo me pregunto es si tendrán la conciencia tranquila estos periodistas que, a pesar de haber sido educados (los que hayan ido a la universidad) en la imparcialidad y en la objetividad, no ejercen para servir a la ciudadanía que los escucha, sino para servir a unos intereses económico-políticos que les marcan el camino de lo correcto y necesario es denunciar la violación de derechos humanos en Cuba. En China no, pues es un gigante económico y podrían enfadarse. Pero, por desgracia es políticamente incorrecto (yo diría inconveniente) informar a la masa votante de que el Estado Español comete innumerables y flagrantes delitos contra los derechos fundamentales a través de una arma llamada comúnmente “Ley Integral contra la Violencia de Género”, un absoluto fracaso que ha servido para incrementar el número de mujeres asesinadas y que está siendo utilizada impunemente para arruinar la vida de miles de hombres inocentes.

 

Ya lo dijo James Russell Lawell:

Son esclavos los que temen hablar a favor de los caídos y de los débiles;

Son esclavos los que se niegan a sufrir el odio, la mofa y la injuria

y prefieren esconderse en silencio ante la verdad que les conviene;

Son esclavos los que se niegan a escoger el derecho que defiende a otros.

 

 

Miguel Ángel García Moreno.